El Barcelona volvía al mítico estadio de Wembley, aquel en el que Ronald Koeman destrozó para siempre el gafe culé en la máxima competición continental. Y de nuevo volvía para jugar una final de Champions. Ha llovido mucho desde aquella final en la que el trallazo del holandés superó a Gianluca Pagliuca y llevó la primera «orejuda» a las vitrinas del Barça, haciendo justicia para uno de los clubes más grandes de Europa que se había quedado a las puertas del éxito en dos ocasiones: en el 61 ante el Benfica y en el 86 ante el sorprendente Steaua de Bucarest.
Diecinueve años después la catedral del fútbol inglés ha vuelto a ser un estadio talismán para los azulgranas. Esta vez no era la Sampdoria, sino un equipo inglés como el Manchester United, que además venía de ganar la Premier ante rivales multimillonarios como Chelsea o Manchester City. Se repetía así la final de hace dos años en Roma, y el guión no cambió demasiado: tímido dominio de los ingleses en los diez primeros minutos de partidos, y a partir de ahí monólogo ofensivo del Barça. Xavi, Iniesta y Messi se hicieron con la pelota y los «red devils» no pudieron más que correr detrás.
Pedro abrió el marcador al filo de la media hora tras un exquisito pase de Xavi, pero siete minutos después Rooney y Giggs -en ajustado fuera de juego- consiguieron asociarse en el área y el 10 del United ponía las tablas en el marcador. A los de Pep les tocaba empezar de cero, pero las sensaciones generales eran muy positivas pese a marcharse a los vestuarios con empate a uno. Dichas sensaciones quedaron claramente confirmadas en la segunda parte, donde cuando más trabado estaba el partido apareció la figura de Leo Messi para inventarse un disparo seco desde fuera del área que batió por bajo a Van der Sar. Completó la victoria David Villa con un golazo por toda la escuadra y también desde fuera del área, pese a la oposición de los defensas ingleses.
FICHA DEL PARTIDO
A partir del 3-1 el Barça se dedicó a controlar el partido y a esperar al pitido final que les confirmase como Campeones de Europa por cuarta vez en su historia. Primero fue Londres con el gol de Koeman ante la Sampdoria, más tarde vendría París con los goles de Samuel Eto’o y Juliano Belletti con sendas asistencias magistrales de Henrik Larsson ante el Arsenal. En 2009 Roma, donde Eto’o y Messi fulminaron al Manchester. Y otra vez Wembley, donde la delantera MVP -Messi, Villa, Pedro- se mostró imparable y dejaron a los de sir Álex Ferguson de nuevo a las puertas del título.
Un título que habría sido el cuarto para cualquiera de los dos equipos. Pero fue para el Barça, que de esta forma se cuela definitivamente entre los grandes clubes europeos; ya sólo superado por el Real Madrid con nueve copas, el AC Milán con siete y el Liverpool con cinco. E igualando con otros dos equipos míticos de la competición: el Ajax de Amsterdam y el Bayern de Munich. Con tres trofeos quedan ahora el Inter y el Manchester.
Una victoria que supone la confirmación de un ciclo europeo como ha habido pocos en la Copa de Europa. El Madrid de Alfredo Di Stefano, el Bayern de Franz Beckenbauer, el Ajax de Johan Cruyff, el Milán de Arrigo Sacchi… y ahora, el Barça de Pep Guardiola -sin olvidar que Frank Rijkaard estaba a los mandos en Roma-. Los culés han conquistado tres títulos en seis ediciones y con Pep en el banquillo dos de tres, unos números muy difíciles de repetir. Pero en lo que (casi) todos coinciden en reconocer es la excelencia que ha demostrado en su juego el club catalán desde la llegada de Guardiola. Un juego de posición puro que empieza en Valdés y tiene a Xavi e Iniesta como principales exponentes, una búsqueda incesante de la portería contraria -permitiendo rápidas recuperaciones en caso de pérdida- y una figura sobresaliente como Leo Messi, que sigue con su particular escalada hacia el trono de mejor futbolista de la historia.
El partido de Messi fue antológico, no sólo por el gol. Arrancó con peligro en incontables ocasiones y buscó constantemente compañeros bien situados tras atraer a los rivales, participando así en prácticamente todas las acciones de peligro de los culés, que no fueron pocas. No había duda de que iba a ser nombrado como el jugador del partido, y tampoco parece haber duda de que será el mejor jugador y mejor delantero de la Champions. Lo que si es ya es pichichi por tercer año seguido, y este año lo ha hecho igualando el récord de 12 goles que ostentaba Ruud Van Nistelrooy desde 2003.
Suma ya 37 goles en la competición continental, situándose como noveno máximo goleador de la historia de la Copa de Europa (séptimo en Liga de Campeones); y todo hace pensar que acabará reinando en la clasificación dentro de unos años. Con todos estos datos, es el gran favorito a llevarse el Balón de Oro a final de año, lo que supondría su tercero consecutivo. Si lo logra sería un hito con un precedente único: el de Michel Platini en 1983, 1984 y 1985.
Más allá de Messi, el palmarés de una gran parte de la plantilla culé es más que envidiable, empezando por el míster. En los tres años que lleva siendo entrenador del primer equipo ha conquistado tres Ligas, dos Champions, una Copa del Rey, un Mundial de Clubes, una Supercopa de Europa y dos Supercopas de España; a los que hay que sumar los 16 títulos que consiguió como jugador, entre los que destaca la primera Copa de Europa de la historia del club. Por todo ello no es de extrañar que el de Sentpedor sea el entrenador más de moda en el mundo del fútbol, ni que los grandes de Europa estén esperando a que decida abandonar la disciplina barcelonista. No es ningún secreto que la idea de entrenar en la Serie A le resulta seductora, pero en Can Barça pueden estar tranquilos durante un año más. Precisamente el año en el que puede igualar las cuatro ligas seguidas del «Dream Team» de Johan Cruyff.
Por lo que respecta a los jugadores, son cinco los que han sobrevivido del equipo de 2006 que ganó en París; y que por tanto cuentan en su haber con tres Champions ganadas en cinco años como blaugranas. Como no podía ser de otra forma, los cinco son producto de la inagotable Masía: Víctor Valdés, Carles Puyol, Xavi Hernández, Andrés Iniesta y Leo Messi. Aún más espectacular resulta el caso de Gerard Piqué, quien a sus 24 años ha conquistado tres Champions en cuatro ediciones y con dos equipos distintos, la de 2008 con el Manchester y las de 2009 y 2011 con el Barcelona.
Pero de todos ellos hay tres cuyo palmarés en el último lustro se escapa a los límites de los insospechado. Puyol, Xavi e Iniesta han completado una última media década de ensueño, llevando tanto al Barcelona como a la Selección a las cotas más altas de su historia. Si cogemos esta temporada y las seis anteriores la lista de trofeos colectivos es amplia, y en todos ellos gozaron de roles importantes. 17 títulos en 7 temporadas, se dice pronto:
* En mayúsculas los títulos ganados con la Selección Española:
2005: Liga y Copa del Rey
2006: Liga, Champions League y Supercopa de España.
2007: (ninguno)
2008: EUROCOPA.
2009: Liga, Copa del Rey, Champions League, Supercopa de España, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes.
2010: Liga, Supercopa de España y MUNDIAL.
2011: Liga y Champions League.
Para terminar, un par de detalles que demuestran claramente la cohesión que reina en el vestuario culé. Cuando Carles Puyol saltó al campo a pocos minutos del final, Xavi se fue a Mascherano para que le llevase el brazalete al Gran Capitán. Pero a éste tampoco le duró mucho, ya que el gran gesto de la noche vino cuando los blaugranas iban a recibir el trofeo en sus manos. Puyol le colocó el brazalete a Eric Abidal y le cedió el enorme honor de ser el primero en levantar la copa. Horas después en Twitter dijo que «las cosas se hacen desde el corazón. Abi se merecía más que nadie levantar la copa». Además mostró una camiseta en apoyo a Miki Roqué.
En definitiva, el Barcelona se ha convertido en un modelo a seguir tanto dentro del campo como a nivel humano.